¿Por qué y cómo se aprende inglés en China?

El aprendizaje de inglés es un tema fascinante, especialmente cuando se trata de la cantidad de personas que lo hablan. Actualmente, el inglés es el segundo idioma más hablado en el mundo, junto al mandarín, con más de mil millones de hablantes, tanto de forma nativa (L1) o bien como segunda lengua o lengua extranjera (L2). La prevalencia del inglés ha ido creciendo exponencialmente a lo largo del tiempo y su influencia se ha sentido en todo el mundo, especialmente en países con una fuerte presencia internacional, como China. En este gigante asiático, el idioma inglés se ha vuelto cada vez más importante por una variedad de razones, aunque ninguna tan prevalente como la necesidad de internacionalizarse.

Así, en un mundo globalizado, el inglés es considerado la lengua franca para las relaciones y comunicaciones internacionales. En este contexto, aprender inglés en China es crítico para los fines comerciales de esta pujante economía. Ahora bien, al igual que en Chile, en China se aprende inglés como lengua extranjera (L2). Pero, la gran diferencia es que en nuestro sistema educativo, salvo contadas excepciones, se aprende inglés como una asignatura más, que hay que aprobar. A todas luces, con este enfoque, no se llega a dominarlo.

A la inversa, en China se aprende inglés, con un claro propósito en mente: Conquistar el mercado occidental. Por tanto, las motivaciones para aprenderlo están fuertemente relacionadas con las políticas de internacionalización de China. Es más, en China, el inglés es considerado una ventaja competitiva, ya que su uso potencia las relaciones internacionales. Por lo mismo, el Gobierno chino lo considera como una competencia clave para el posicionamiento del país, a nivel global (macro implementación curricular). Dado este desafío, la mayoría de universidades chinas cuenta con una Dirección de Asuntos Internacionales (meso implementación curricular) para promover la llegada de hablantes de inglés de diversos países, quienes consiguen alguna plaza como profesor de inglés como lengua extranjera (L2).

De esto modo, esta estrategia ha abierto enormes oportunidades para hablantes de inglés de todo el mundo. En este contexto, tuve la oportunidad de participar como profesor y coordinador internacional del proyecto Spoken English Promotion Project (SEPP) para una universidad privada chilena, materializado en Zhejiang Gongshang University (ZGU), en la hermosa ciudad de Hangzhou, en la provincia de Zhejiang. Esta ciudad se encuentra a unas 4 horas en tren desde Beijín y 1,5 horas también en tren desde Shanghai. Esta cercanía me permitía algunas escapadas en mis tiempos libres. Opté por el transporte en tren, dentro de China, para así movilizar el chino mandarín de sobrevivencia que estaba aprendidiendo en ZGU. Toda una experiencia de inmersión total en L2 y también una tremanda oportunidad para poner a prueba el “Guanxi” – concepto central y complejo de la cultura china para establecer relaciones.  

Durante mi estancia académica en China, me percaté que el enfoque comunicativo de la enseñanza de la lengua era el que primaba en el profesorado extranjero (micro implementación curricular). De hecho, mis clases eran exclusivamente conversacionales. Nunca necesité explicar temas gramaticales, que tampoco es mi enfoque metodológico. Sólo me basé en mi experiencia (vivencias en otras culturas), con foco en temas estrictamente pragmáticos del inglés como lengua extranjera (L2). De este modo, compartí mi propia experiencia interactuando con otros hablantes (nativos y no nativos) de diversas partes del mundo. También, ya en esa época, me encargué de relevar la importancia de hablar inglés, como componente internacional de todo profesional competente.

Otro tema interesante, que observé, fue el peso que tiene el auto-estudio como competencia crítica del éxito académico en China. En efecto, mis estudiantes llegaban a mis clases de inglés tan preparados como yo para abordar los diversos temas de conversación establecidos en el syllabus. En mi época de profesor de inglés nunca observé este nivel de autoformación en mis estudiantes chilenos. Es más, en mis observaciones de comportamientos de estudiantes en la biblioteca, salas de estudios y jardines de ZGU (enfoque etnográfico), me percaté que la mayoría de estudiantes utilizaba estos entornos informales para seguir aprendiendo o bien profundizando lo aprendido en clases. Es decir, más que aprendizaje superficial, observé una alta orientación hacia el aprendizaje profundo en estudiantes de grado. Por ejemplo, en la mega biblioteca de ZGU, observé que muchos estudiantes revisaban recursos bibliográficos tanto en chino como en inglés.

Entonces, desarrollar una competencia, ya sea inglés o cualquier otra, exige que, a nivel de micro implementación curricular, ambos agentes integrantes (docentes y discentes) tengan la oportunidad de sumergirse en contextos de aprendizaje experiencial (si no lo vivo, no lo integro). A modo de ejemplo, en China, la competencia comunicativa en inglés como lengua extranjera (L2) es abordada, de manera transversal, en la educación superior. A la inversa, en Chile muchos programas orientados al desarrollo de competencias para el trabajo, incluyendo el aprendizaje de inglés, se basan en el asignaturismo y en la memorización (rote learning). Este enfoque, errado a mi juicio, no permite el desarrollo integral de competencias para el siglo XXI. Tampoco facilita la formación de la futura generación de profesionales, con una mirada transfronteriza, que los sitúe como ciudadanos y profesionales globales.

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Por Fernando Vera, PhD Académico-emprendedor.Coach ontológico. Fundador y CEO de Grupo Transformar (Centro Transformar, REDIIE, Revista Electrónica Transformar, Kimkëlen E-School). Consultor Internacional (CHILE). Sitio web

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