Cuando en nuestras vidas deseamos emprender, observamos que existe una relación directa con nuestra actitud positiva, la cual involucra nuestro alto nivel de autorrealización, y la búsqueda constante de ser una mejor versión de nosotros mismos, por lo tanto, dicha actitud nos ayuda a ser creativos, innovadores, soñadores y apasionados por alcanzar nuestras metas.
Nuestra actitud positiva nos lleva a la acción, a actuar, a no esperar, por ello, es importante tener en cuenta dos aspectos reveladores como son la actitud y la acción, los cuales de manera combinada dan como resultado el florecimiento de nuestros proyectos de vida. La actitud es esa energía que emana de nuestro ser, la cual por medio de nuestras acciones significan audacia para actuar, movimiento, dinamismo, verdaderos resultados al lograr materializar nuestros sueños.
La actitud positiva, nos define como únicos, es nuestro sello diferenciador que nos permite descubrir maravillosas oportunidades que nos ofrece el mundo, además, con dicha actitud disfrutamos de la vida desde una perspectiva optimista encontrando soluciones a los retos que se nos presente en el día a día.
La actitud es esa fuerza vital, que como esencia nos diferencia de los demás, es la forma como vivimos, es saber cómo nos enfrentamos ante el mundo, es el cómo solucionamos las situaciones que diariamente se presentan en pro de nuestro propio crecimiento, por tanto, si deseamos hacer realidad nuestros proyectos de vida, nada más importantes que una buena actitud, competencia que en nuestras vidas es valiosa e importante al momento de emprender una idea o una iniciativa significativa para nuestras vidas.
Así como la actitud, la acción es reveladora, es el tomar la decisión para continuar paso a paso adelante, es ese motor que nos impulsa al movimiento, a la ejecución, a seguir de manera constante para lograr los retos que nos proponemos, con perseverancia, tenacidad, dedicación, preparación, asumiendo riesgos, enfrentando los obstáculos que se pueden presentar e incorporándolos como estímulos para tomar fuerzas y continuar luchando por nuestros anhelados proyectos de vida.
Es extraordinario encontrar personas con ideas maravillosas, apasionadas por ellas que las comparten con entusiasmo, son personas con una actitud que cultivan pensamientos positivos con poder sobre las acciones, son persona que actúan y de esta manera logran alcanzar sus sueños, retos y metas, por ello, es indispensable mantener una actitud positiva mediante pautas o acciones como: ser agradecido con la vida, alimentar nuestro ser, enfrentar nuestros miedos, asumir un papel activo y protagonista, ser optimista, hacer lo que nos apasiona, aprender nuevas cosas, tener una comunicación asertiva y de respeto, dejar de buscar culpables, establecer objetivos, cuidar el entorno, investigar y consolidar información veraz, rodearnos de personas positivas y de confianza, abrazar el fracaso, entre otros.
Una actitud positiva con acciones concretas resalta lo que debemos construir, diseñar o labrar para nuestros propios proyectos de vida o planes de vida. Es definir el sentido que le queremos dar a nuestra vida, hacia donde deseamos ir, que es lo que deseamos ser, es identificar cual es nuestra misión personal y la manera como la queremos hacer realidad.
Si deseamos construir nuestros proyectos de vidas, debemos comprometernos con nosotros mismos, honrar nuestros valores, identificar nuestros intereses, competencias, además, brindar respuestas a preguntas como: ¿Para qué?, ¿Qué quiero ser en mi vida?,¿Cuáles son mis objetivos, mis metas?, ¿Qué deseo cambiar en mi vida?, ¿En cuánto tiempo lo quiero llevar a cabo?, entre otros.
Emprender nuestros proyectos de vida es un viaje en un mundo fascinante que abarca todos los ámbitos de nuestro ser, se puede emprender en el ámbito familiar, deportivo, social, además del empresarial, entre otros, por lo tanto, el resultado es sentir nuestra satisfacción personal de convertir nuestros sueños en proyectos de vida que impacten positivamente no solamente nuestra existencia, sino también la de nuestros seres amados y la sociedad en general.
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Por Diana Janneth Varela Londoño. PhD Dirección de Empresas – Universidad de Mondragón
Consultora en Emprendimiento e Innovación
Dianajanneth.varela@gmail.com